Los getafenses cometieron los errores defensivos que Bordalás ‘prohibió’ a los suyos y fue a menos con cada gol azulgrana

GETAFE / 28 SEPTIEMBRE 2019 / En la previa avisaba el técnico azulón de que, en caso de errar en la retaguardia, los suyos serían castigados con goles por el poderoso ataque barcelonista. Desde el inicio de temporada el equipo está sufriendo problemas que se extienden de forma preocupante en el tiempo y con el vigente campeón de liga enfrente, han provocado una derrota lógica.

Los azulones replicaron su versión de esta temporada. Las equivocaciones puntuales aguaron el trabajo del equipo, que en lineas generales respondía a las necesidades del partido, limitando en la medida de lo posible las capacidades futbolísticas del ‘Barça’, pero la planificada presión no dio los frutos deseados. Arthur lideró la salida de balón de los suyos en campo propio, realizando un partido excelso en el que oxigenó con elegancia la confección del juego donde los locales más ahogaban.

Lo que mantendría el partido igualado durante gran parte del primer tiempo fue el esfuerzo defensivo del Getafe en el que secó a Griezmann y De Jong, que no lograban aparecer a espaldas de Arambarri y Maksimovic, lo que obligaba a los mediocentros a buscar pases de mayor dificultad buscando en los espacios a los delanteros. Aun así, la velocidad de Carles Pérez y Suárez convirtieron en buenos estos pases forzados. Lograrían de esta forma inquietar a David Soria en sus primeros intentos, más tarde el método daría frutos.

Ter Stegen salvó un gol y dio otro

En lo referido a la creación getafense, el medio campo intentó desplegar acciones rápidas tras robo, pero el compromiso defensivo de los de Valverde y la falta de precisión en últimos metros abortó varios acercamientos prometedores. Solo en una ocasión el Getafe amenazó la portería de Ter Stegen seriamente. Ángel, que controló un balón cerca del área pequeña, no encontró el hueco por el que traspasar a un Ter Stegen que agrandado e hipertérrito tapó el disparo.

El correcto primer tiempo azulón cayó en desgracia antes del descanso. Ter Stegen, esta vez en calidad de jugador de campo, realizó una salida de su área para cortar el desmarque de Ángel con un control de pecho que, secundado de un pase de cincuenta metros, convirtió en un uno para uno para un Suárez con más caballos que Bruno y David Soria. El portero, excesivamente hundido en sus palos, otorgó el espacio necesario para que el nueve uruguayo pudiera superarle de vaselina.

El gol hirió al Getafe

Bordalás no quería dejar escapar el partido y subió la apuesta. Quitó a Nyom para sacar a Kenedy, retrasando al lateral a Cucurella. El equipo quiso entregarse a su ventaja como jugador recién ingresado, pero nunca pudo terminar alguna de sus jugadas. Una vez supo corregir la defensa rival su aparición, dejó de hacer daño.

El Barcelona no perdió el control del ritmo que poseía antes del descanso. El Getafe si cambió a peor en su salida de vestuarios: la defensa retrocedió para sufrir menos corriendo al espacio y sacrificó su posibilidad de iniciar ataques con muchos jugadores en campo contrario. A cambio no lograba frenar al Barcelona, que abría espacios en banda para liberar pasillos centrales.

Segundo error para finiquitar el partido

Con esa idea Sergi Roberto realizó una decidida conducción con verticalidad y encontraba a Carles Pérez apareciendo en el espacio entre líneas. El canterano se perfilaba para disparar ante una defensa alejada, que ni acudió a tiempo para bloquear el tiro ni reaccionó a un rechace que si interpretó Junior Firpo para hacer el 0-2. Soria también participaría en el demérito colectivo con una nerviosa parada al disparo centrado, que le condenó por dejar vivo un balón sencillo de embocar para el lateral azulgrana.

Antes de la hora de partido el estado de pesimismo se instaló en El Coliseum. La necesaria reacción era inexistente debido a que el Barcelona no se saltaba ni una línea de su guion de gestión de la ventaja, ante lo cual no se expresó rendición en la entrega, pero si en las maneras. La impotencia cundía entre los jugadores, la afición redirigió su atención sobre el árbitro y el tiempo corría sin que el Getafe encontrase ideas efectivas.

Para cuando Lenglet cometió la falta que le supuso la segunda amarilla, no quedaban fuerzas ni ideas. El carrusel no condicionó la situación impertante y tan solo la fuerza de voluntad permitió al Getafe tener algunas oportunidades ante un Barcelona adaptado a su inferioridad numérica, pero los remates forzados e imprecisos no llegaron a Ter Stegen.

Derrota sin objeciones

El Getafe asume una derrota en la que no cumplió con los merecimientos de años recientes. Al equipo le falló el plan de la presión, agotó sus energías sin premio y se le escaparon materias del juego en las que podía desafiar a los barcelonistas, como los balones divididos -la delantera no ganó ningún duelo aéreo a los centrales- o el balón parado. Por su parte un Barcelona disciplinado se llevó el partido, a falta de Leo Messi, con recursos menos estéticos como el orden, paciencia y el esfuerzo en los duelos individuales superó a un Getafe al que no le quedó nada con lo que compensar el talento futbolístico de su contrincante.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.