El ‘Aula de Hormigas’ del CEIP Alonso Cano tienen un nuevo alumno, Nike, un perro de la Oficina de Intervenciones Asistidas con Animales
MÓSTOLES/ 29 MARZO 2021/ Los alumnos con Trastorno del Espectro Autista (TEA) del colegio de infantil y primaria Alonso Cano de Móstoles han iniciado un nuevo programa de psicomotricidad gracias a la colaboración de la Oficina de Intervenciones Asistidas con Animales (OIAA) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
Esta oficina ha cedido al ‘Aula de Hormigas’ del colegio a un nuevo alumno, Nike, un perro adiestrado en el URJC que cada día pasará unas horas con los pequeños y pequeñas con TEA del centro junto a su técnico e instructora, Carmen Martín, que será quien guíe las actividades en el aula.
Una sesión más en el Programa #NIKETEAcompaña en el Ceip Alonso Cano de Móstoles. #AulaDeHormigas
Galleta va, Galleta viene!. Trabajando la psicomotricidad siendo el perro impulsor de la consecución de logros y metas.#TEAInfantil #TAA #IAA pic.twitter.com/ks19Ikr784— Oficina IAA-URJC (@OIAA_URJC) March 29, 2021
El trabajo que realizan los responsables de la OIAA en este espacio es adaptar la enseñanza a las diferentes necesidades que presentan los estudiantes, todo ello sobre la base de la inclusión y el acercamiento de una manera lúdica, según ha destacado el centro universitario en una nota.
Martín indica que, a pesar de que los resultados son lentos, el tratamiento acaba notándose de manera significativa en los niños que lo reciben, ya que, además de mejorar las habilidades adaptativas, potencia el intercambio comunicativo a través del perro,
La Terapia Asistida con Animales además potencia el intercambio comunicativo a través del perro, favorece las funciones ejecutivas como la memoria, atención y planificación y también les ayuda a trabajar el contacto visual.
En el proyecto están involucrados varios profesionales que intentan que los niños se diviertan en cada sesión, a la vez que avanzan en su desarrollo cognoscitivo y emocional. Algunas de las actividades conjuntas que proponen son circuitos entre los compañeros para fomentar el contacto visual directo y la pronunciación de frases.
Otro de los psicólogos responsables del proyecto, Jaime Ramírez, insiste en que la intervención del animal “facilita el avance de la terapia debido a que la interacción que inicia el estudiante con el perro se produce de manera espontánea”.
“Una de las características del TEA es la dificultad a la hora de interpretar y reproducir emociones, tanto ajenas como propias. Por esta razón, gracias a la presencia del animal, se puede trabajar de una manera mucho más efectiva con los usuarios”, añade Ramírez.